EL POLÍTICO
EL POLÍTICO…
Aprovechaba cualquier ocasión para hacer
un discurso, reuniones familiares y de trabajo, tertulias entre amigos al calor
de una guitarra lo vieron muchas veces hacer sonar su copa, llamando la
atención para brindar por éste y aquél, esto y lo otro, fechas conmemorativas
de alguna gesta heroica, para proclamar el amor, etc. etc. etc. Siempre había
un motivo para alzar la copa y hacer un discurso....era un gustito que se daba,
y en los últimos tiempos por motivos estrictamente comerciales decidió
que debía de acuerdo a su posición lograda con muchos sacrificios,
( manejaba una inmobiliaria con la cual construyó un respetable patrimonio )
participar en política, para lo cual debía necesariamente definirse, a
pesar de que estaba consciente de que su interés no era fruto de una vocación
de servicio que buscaba manifestarse, sino mas bien, un movimiento táctico
en su estrategia de consolidación económica........ Izquierda o derecha ?
centro-izquierda o centro -derecha? independiente de éste o del otro lado
?... Reflexionaba tratando de imaginar su posición en el mercado inmobiliario después
de tomar una definición. Él en su interior se sentía más a gusto si se
proclamaba derechista, pues le permitiría mantener la simpatía y los negocios
con opulentos personajes que habían sido muy útiles para desarrollar su negocio
de compra y venta de casas y departamentos en el sector costero de Viña Del Mar
y Con-Con, pero a la vez le chocaba la flagrante pobreza que ponía al desnudo
una sociedad que pujaba por dejar atrás el sub-desarrollo. Su historia
comenzaba en aquellos campos de la provincia de Petorca que lo vieron crecer en
medio de las tareas del campo, cazando tórtolas con su honda elástica y siempre
acompañado de su perro, que era tan o mejor cazador que él. Siempre sabía si
había dado en el blanco o no, y corría entre los matorrales y buscaba hasta
volver a su lado con la presa entre los dientes, días enteros se perdía con su
perro poniendo trampas a conejos, y con su honda dispuesta a lanzar las
piedrecillas escogidas en el cauce del río. Llegaba a su casa en el atardecer
dispuesto a calmar el enojo de su madre con perdices, codornices y
conejos que en la olla de su madre se transformaban en exquisitos
estofados y que tenían la virtud de aplacar también el enojo de su padre, por
evadir la tarea de ayudarlo en las faenas de aquel campo, con todo a pesar de
tener contados amigos y de que sus hermanas tenían intereses y actividades
propias del género que lo aburrían prefiriendo siempre perderse a pie o a caballo
por entre lomas y cerros, ejerciendo una libertad casi absoluta .
En la escuelita rural a la cual asistía
tuvo la misma profesora durante los seis años que asistió, la que le entregó
herramientas fundamentales en su educación, el valorarse a sí mismo, no tener
miedo a soñar un futuro, la ambición en su justa medida, y el valor del dinero.
La profesora le tenía especial cariño, pues veía en él un chico inteligente y
determinado, que le traía conejos y aves de caza en lugar de la clásica manzana,
y que a pesar de todo, no tenía miedo en expresarse, en negociar un
arreglo, a la hora de zanjar diferencias con sus compañeros. Allí también en
esa escuela se sintió enamorado por primera vez, de una dulce chiquilla de ojos
almendrados que vivía al otro lado del río, a unos cuantos kilómetros de su
casa, el corazón le palpitaba en el pecho cuando volvía de sus cacerías y al acercarse
del otro lado del río, a pie o a caballo, su perro amigo conociendo sus deseos
comenzaba a ladrar para que apareciera ella, regalándole una sonrisa y un
saludo con su mano extendida. Él recibía aquella muestra de afecto con
serenidad , pareciera darse cuenta que la historia de ambos se
entrelazaría de manera natural en el futuro…
LOS PRIMEROS DÍAS
El tiempo transcurrió lentamente para Manuel. A su padre le
ayudaba en las faenas del campo su futuro cuñado , el enamorado de su hermana
mayor, Juanita, lo que en cierta medida lo liberaba de la responsabilidad y de
sentimientos de culpa, habían pasado dos veranos y nunca tuvo noticias de
ella, estaba persuadido de que razones ajenas a su voluntad la mantenían
alejada, poniendo distancia para facilitar el olvido. Recordaba los sueños que
acariciaban juntos y la cercanía de sus almas... cuando la tenía, el sabor de
aquellos labios lo acompañaría por mucho tiempo... Una tarde mientras cenaba
con toda su familia, determina comunicarles una decisión.....¨:
-“Padre , madre, hermanas queridas:
Primero debo decirles cuanto los amo a todos y a cada uno de ustedes. Les
agradezco en el alma su cariño y su preocupación por mi persona, pero
este campo no ha de ser el destino de mi esfuerzo, ni la realización de mis
sueños, debo conocer el mundo, a la gente que lo habita, lugares que no conozco
están en mi horizonte, pienso que el mar me llama y cerca de él debo encontrar
a Rosita, para cerrar o retomar una historia que se escribe día a día en mi
corazón...”- Su elocuencia era evidente como la sinceridad de sus palabras,
como la firmeza en su mirada transmitía una decisión largamente pensada,
demostraba a su familia que era pérdida de tiempo intentar disuadirlo, al
día siguiente viajaría rumbo a Viña del mar, recibió esa noche la bendición de
sus padres algunas lágrimas de despedida de sus hermanas. Lo que más le
preocupaba era su perro compañero inseparable de largas jornadas, y testigo de
sus días más felices. Lo dejó al cuidado de su cuñado, no aceptó un
dinerillo de su padre, había ahorrado algún dinero en trabajos ocasionales y de
verano, y estaba listo a los diecisiete para ir en pos de sus sueños ...
La ciudad de Viña Del Mar lo recibió una mañana fría y nublada,
inexplicablemente Manuel no había sentido el influjo de una ciudad como Viña o
Valparaíso, había venido a la costa unas cuantas veces y había desechado otras
tantas, sólo por permanecer en su campo y con su perro, no había manera para el
de aburrirse o ambicionar otra vida que aquella. Pero las circunstancias de su
vida cambiaron y surgió en su interior una imperiosa necesidad de
demostrarse a sí mismo su real valor, y debía encontrarla, a como diera
lugar... Manuel guardó su maleta en custodia y se aprestó a buscar un lugar
para quedarse, le parecía extraña la presencia de tanta gente que caminaban
siempre de prisa apurados y serios rumbo a sus obligaciones, le parecía verla
en medio del gentío, caminó desde el terminal por toda la calle Valparaíso
disfrutando de vitrinas y escaparates y de la belleza de la mujer viñamarina,
sabía que debía buscar un alquiler mensual, pero tenía presupuestado un par de
días en algunas de las pensiones en los alrededores del terminal, a fin de
buscar con tranquilidad, para posteriormente buscar un trabajo y ver que le
deparaba esta hermosa ciudad. Dedicó el día a caminar y conocer, a imitar la
conducta de la masa, en cosas tan triviales como atravesar en las esquinas,
respetar el peligro que para él significaban la cantidad de autos, micros , a
causa de su nula costumbre .
Se dio cuenta o más bien intuyó que no
podía confiar de buenas a primeras en nadie salvo en su instinto , dos
completos y una taza de té a luca fue su primer gasto, luego de lo cual se
encaminó a la plaza de la ciudad y se dispuso a sentarse cerca de la pileta ,
para planificar sus próximos pasos. Veía entre toda esa modernidad algo que le
llamó la atención, la presencia de los coches tipo calesa adornados, y cada uno
con un caballo que se dedicaban a los paseos de turistas por la ciudad, se
acercó y tomó asiento en uno de los bancos que estaba desocupado, observó
los animales y le pareció que estaban flacos y maltratados, lo que le
desagradó enormemente. Estaba absorto en sus pensamientos cuando una familia
sube al primer carruaje y sale a su paseo, guiado por un muchacho pelirrojo que
chicoteaba un caballo, a todas luces, viejo y cansado que resbalaba sus patas
en el cemento y daba todo de sí ante el apremio del pelirrojo, que lo azuzaba...
“arre arre... hop hop!!...”
LA YEGUA DALE-DALE
(Esta historia fue interrumpida por el
detalle de un accidente que me tiene enyesado y contrariado con este fucking
sistema de seguridad social y por mi mirada sobre un reality de la televisión
chilena). Para quienes me han seguido continuaré con la vida de Manuel, un no
siempre bien ponderado emprendedor y político.
Logró con el paso de los días encontrar donde quedarse en Viña, y fue de una
manera inesperada que, como decimos en Chile, "mató dos pájaros de un tiro”,
encontró una pieza y trabajó en el Hipódromo de La Ciudad Jardín. Luego de
pernoctar en una pensión barata, pero que se acomodaba a su reducido pecunio. Salió
temprano una mañana a caminar sin rumbo fijo, una mañana fría y nublada en
aquel otoño. Sus pasos lo llevaron a cruzar el Puente Cancha rumbo al norte, y
atravesar el semáforo sumido en sus pensamientos. Caminaba detrás de unas
personas que entraron a un recinto desconocido para él, siguió sus pasos y
quedó sorprendido por la belleza del lugar, con sus pistas de carreras de pasto
y arena. Al otro lado divisaba las graderías frente a la meta, muchas personas
a su lado caminaban de un lugar a otro, unos paseaban caballos fina sangre, en
la pista algunos eran trabajados por jinetes. Se animó a observar la actividad
del recinto y mientras caminaba por las caballerizas se topó con un hombre de
cierta edad y apariencia gentil que al verlo asomar, le dijo:
“Estas no son horas de llegar,
muchacho... dale de comer a la yegua y limpia toda ese mierdal !!”
“Pero es que...” no alcanzó a terminar la
frase y el hombre le dijo “¡Nada de peros muchacho, acá se viene a
trabajar!... yo voy al centro a hacer unos trámites. Ah y ¡dale un paseo que
está un poco nerviosa!”, exclamó, mientras contestaba marchándose, su
celular que sonaba...
Manuel
quedó sorprendido e inmóvil viendo cómo el hombre se alejaba. “Si el
caballero quiere que trabaje, lo haré. Después veré que pasa” pensó. Y se puso
manos a la obra, entró a la pesebrera y se encontró con una hermosa yegua
colorada y esbelta, con quien comenzó el proceso de conocerse. Estaba en su
medio, no tardó en establecer dominio de la situación, la alimentó, limpió todo
el lugar ocupando una escoba de curahuilla, una carretilla y una manguera enrollada
en una llave de agua. La dejó impecable, limpiando no sólo el espacio de la
yegua, sino los doce con que contaba este corral. Luego le puso una manta que
tenía impresa un nombre: "Dale dale" y salió del corral montado en
ella, a paso lento y calmado. La yegua parecía conocerlo desde siempre, dócil
al llamado de la rienda y comenzó a hacer lo mismo que los otros cuidadores. Algunos
lo miraban con extrañeza, sin embargo, no cruzó palabra con nadie. Luego de un
prolongado paseo, estimó que era tiempo de volver al corral…
EL POLÍTICO – EL MENTOR
A su llegada a la pesebrera, había en el
interior un grupo de hombres que conversaban entre sí y callaron al verlo
llegar lentamente al paso de la yegua. Los quedó mirando y sin desmontar, saludó:
“Buenos
días, mi nombre es Manuel Rodríguez... ¿y el caballero que me dejó trabajando?”
preguntó. Uno de los hombres le responde en tono divertido “¡pues yo soy Arturo
Prat y trabajo con los hermanos Carrera!” señalando a los otros tres que reían
a carcajadas... “Amigo, le dijo sonriendo, ese es mi nombre real y estoy
orgulloso de llamarme así. Veo que he llegado al corral de los patriotas”
exclamaba Manuel entre risas, “¡Viva -Chile!” y los hombres reían más aún. “Dígame
una cosa mi amigo, yo soy el capataz de este corral y me gustaría que me dijera
una cosa. ¿Qué chucha hace montado arriba de la yegua? y quién es usted?”
preguntó mientras observaba que la yegua no venía sudada y mostraba con
su mano todo el trabajo de Manuel... “Soy de Chincolco y llegué hace un par de
días, caminaba conociendo el recinto y un señor que estaba aquí, me dejó
trabajando y se fue” “¿Te dio pega?” le preguntó el capataz... “Yo creo se
confundió” “jajajaja” reían a coro los hombres en el corral.
“¿Cuál
es el motivo de tanta risa?” preguntaba a su llegada el tipo que dejó a Manuel
en esa situación. El destino se conjugaba de tal suerte en la vida de Manuel,
pues el hombre que preguntaba sería en el futuro muy importante y querido para
él, pues sería su mentor. Tomaría modelo de su persona en muchos aspectos, sería
su capital político y su sombra, lo protegería por mucho tiempo.
El hombre que hacía su entrada era don
Roberto Vergara, acaudalado hombre de negocios de La Ciudad Jardín, con un
apellido que según él lo remontaban a los orígenes de la ciudad, y que le
proporcionaba cierta autoridad y peso en la sociedad viñamarina y regional,
socio del Club de Viña, accionista y director de varias sociedades anónimas
relevantes, abogado de profesión, apasionado criador y propietario de finas
sangre de carreras. Su haras lo tenía en su fundo en Loncoche, décima región
del país, dueño del stud "Las palmas", con el cual competía en
los tres hipódromos centrales y la hípica para él era su relajo, su pasión y la
yegua Dale-dale su regalona, por muchos motivos...
El capataz comenzó a explicarle la confusión originada, mientras Manuel
atiende la yegua llevándola a su pesebrera, se despidió de ella con una
caricia y salió con su chaqueta en la mano...
Don Roberto le pidió disculpas por haberlo confundido y le
agradeció su trabajo, lo escudriño largamente en una conversación distendida,
conocedor de la gente, se dio cuenta que Manuel era un muchacho honesto y que
valdría la pena colocar algunas fichas en su persona...
EL POLÍTICO – LA VIDA EN EL CORRAL
Las caballerizas tenían un segundo piso
que eran ocupados por familias de personas que trabajaban en la actividad, en
el corral vivía el capataz con su familia ocupando un ala del segundo piso,
había al fondo una pieza que sería su casa en esta etapa que comenzaba a vivir.
Acostumbrado al rigor de la vida en el
campo, nada le costó realizar las tareas que se le encomendaban y más. En ese
momento había ocho fina-sangre en el corral, que eran preparados por el
capataz, quien contaba con la patente de preparador, pero no tomaba decisiones
en el aspecto hípico sin consultar a su patrón. Ambos decidían de acuerdo a
varios factores, en qué competencias participaban los distintos ejemplares,
sobre todo la yegua dale-dale regalona de don Roberto y que venía saliendo de una
seria lesión que la tuvo un año de para, fue salvada del sacrificio por la
porfía de don Roberto, que decidió operarla con la complicidad de un viejo
amigo veterinario del hipódromo-Chile en Santiago. La yegua contra todo pronóstico
se recuperó lentamente y estaba próxima a retomar su entrenamiento y volver a defender
los colores del stud "Las Palmas" propiedad de don Roberto y a quien
le había demostrado de que era una campeona, con siete triunfos en quince
presentaciones...
Manuel compartía la mesa del capataz y su
familia, quien le tomó cariño desde un principio. El patrón a la segunda semana
le hizo su primer contrato de trabajo, diciéndole que tenía otros planes para él
pero que por el momento le delegaba la responsabilidad de cuidar la yegua Dale-dale...
Le quedaba suficiente tiempo para sí mismo
y recorría las calles de Viña del Mar con la ilusión de encontrarla. Ella estaba
viva en sus recuerdos y creía reconocerla en medio de la gente en sus paseos
que eran siempre los mismos, Puente Cancha, y la calle Valparaíso en toda su
extensión, o bien tomaba Uno norte hasta Libertad y caminarla en toda su
extensión rumbo al mall, en algún momento Rosita se cruzaría en su camino, de
eso no le cabía la menor duda...
EL POLÍTICO Y LA MUERTE DE SU YEGUA
Le tomó mucho cariño a la yegua y a la
vida que llevaba en el Valparaiso Sporting-club, pues era una conexión con la
vida que había dejado atrás. Extrañaba a su familia, su perro y las largas
jornadas de cacería y paseos interminables, montado en aquel caballo chileno,
regalo de su padre con quien hizo dupla en los rodeos organizados por el club
de huasos en la medialuna de su pueblo. Amaba y estaban frescos en su memoria
los recuerdos de aquella vida, vestido con traje de huaso con espuelas, manta y
sombrero, corriendo novillos con su padre, al ritmo de cuecas y tonadas y bajo
la atenta mirada de Rosita, en medio de un entusiasta público y a quien le
dedicaba sus atajadas... Era el primero que comenzaba la jornada en el corral y
lo hacía con gusto, era bueno trabajando en cualquiera de las tareas propias de
la actividad, don Roberto estaba informado de su persona a través del capataz y
se sentía complacido por el trato que Manuel le brindaba a su yegua.
Una tarde don Roberto le habla con
franqueza instándolo a desarrollar su vida estudiando y le hizo ver que le
complacería sobremanera que se matriculara en jornada vespertina, y le dio una carpeta
con varias alternativas, gesto que Manuel agradeció y cumplió a cabalidad.
Nunca en cuatro años tuvo ocasión de
encontrarla, la buscó durante los veranos en las diferentes playas de la ciudad,
tampoco dejó de amarla y estaba convencido de que su esfuerzo era por ella, de
estar en posición de ofrecerle algo más que su desnudo corazón. Perseveró en
sus planes y vio ganar de nuevo a su yegua Dale-dale, en el barro y en pista
normal, en cortas y largas distancias, corriendo en punta o de atropellada,
para luego recibirla en la Troya siempre al lado de don Roberto que le pagaba
bonos en su sueldo, y que le enseñó a manejar pagándole un curso de
conducción y le asignaba tareas fuera del Hipódromo, ayudó en un proyecto del
patrón en donde le terminó de demostrar su valía, y su condición de digno
depositario de la confianza que se le brindaba...
Don Roberto había tomado la decisión de
pasar a retiro a su yegua predilecta enviándola de vuelta a su haras en
Loncoche. Estaba inscrita en sus dos últimas presentaciones cerrando así una
campaña brillante. Esa tarde del día de la carrera, Manuel sintió una especie
de tristeza, una pena que no sabía interpretar, se sentó como ya era habitual a
ver la carrera en el mismo lugar de siempre, junto a don Roberto y el capataz.
La carrera se desarrollaba con normalidad, la yegua venía colocada en el quinto
lugar corriendo a voluntad, y el jinete cumpliendo la instrucción de buscar por
fuera en el derecho, justo en el poste de los 200 mts. con la yegua en tercera
posición disponiéndose a brindar una espectacular atropellada, vitoreada por la
galería, de pronto cae estrepitosamente al suelo botando el jinete y con su
mano derecha quebrada. La vieja lesión le paso la cuenta, Manuel corrió como
nunca saltando barreras, llegó detrás de la ambulancia, y alcanzó a mirarla a
los ojos observando en sus pupilas una suerte de despedida y gratitud, una
gruesa lágrima de hombre la despidió en el momento de su inevitable sacrificio,
la acarició largamente una vez muerta y sintió una mano en su hombro que
buscaba consolarlo, era don Roberto que le decía “Ahora ya no sufre Manolito,
murió como una campeona... no te aflijas ya tendremos otra Dale-dale..!!”
EL POLÍTICO - LA VIDA COMIENZA A DEFINIR UN RUMBO….
La muerte de la yegua Dale-dale marcó un
importante hito en su vida, don Roberto lo acercó a su entorno, le aumentó el
sueldo y le asignaba tareas de su exclusiva confianza, al tiempo que continuaba
sus estudios vespertinos. En varias oportunidades acompañó a don Roberto a
visitar su fundo de Loncoche, al caballero le gustaba su compañía pues Manuel
le escuchaba con atención y lo hacía participe de proyectos y planes. Le enseñó
los secretos de la crianza de finas sangre de carreras, y venía una camada que
lo tenía muy ilusionado, había comprado un padrillo de sangre noble y generosa
y lo había cruzado con sus mejores yeguas en la esperanza de generar un campeón
para las pruebas selectivas en los grandes hipódromos. Su ilusión era que sus
colores algún día cruzaran victoriosos en el DERBY, principal clásico del Sporting-club.
En Loncoche don Roberto junto a Manuel
pasaban horas contemplando los potrillos en el campo. En el grupo había dos
potrancas y Manuel puso su atención en la que a simple vista era la de menor
peso físico, y que trotaba sola apartada del grupo. “Ahí tiene su campeona don
Roberto!!” le dijo con una amplia sonrisa en su rostro “¿por qué lo dices
Manuel?” le preguntó don Roberto... “no es del montón, don Roberto, cada vez
que la veo está apartada, disfrutando tranquila de la libertad del potrero”
“pónele un nombre, Manolo!!, tal vez tengas razón”. “Gracias don Roberto, se
llamará Dale-libre, si usted me lo permite” “dalo por hecho”
En aquellos años don Roberto le preguntó, “Manuel
, disculpa la pregunta ¿has ahorrado dinero en todo este tiempo?” “si, don
Roberto... seguí su consejo y tengo unos depósitos a plazo fijo”... “bien” le
dijo don Roberto “mira, pasa que el
horno está para bollos y quiero que me acompañes a la bolsa de valores en
Valpo, vas a reinvertir tu dinero en acciones y me vas a prometer que por lo
menos vas a conservar los títulos de esas acciones por lo menos cinco años sin
entusiasmarse a enajenarlos... ¿estamos de acuerdo?” “Claro que sí don Roberto
a ojos cerrados...” y endosó sus depósitos para comprar acciones de una
recientemente privatizada empresa de generación eléctrica, olvidándose de ellos
por un largo tiempo......
De tiempo en tiempo viajaba a ver su
familia en el campo, sus hermanas ya casadas y con hijos, al igual que sus
padres estaban orgullosos de él y agradecidas de aquel caballero llamado don
Roberto, que había acogido a Manuel brindándole oportunidades y consejos. Cada
vez que iba, procuraba tener noticias de ella, quien se había convertido en un
hermoso recuerdo...
EL POLÍTICO - UN PASO Y OTRO MÁS
Los vientos de la primavera soplaban con
intensidad, Manuel ese año estudiaba auditoría y don Roberto lo llevó a vivir
en las cercanías de Reñaca, en donde Manuel se hizo cargo de un complejo de
cabañas y otras propiedades que don Roberto tenía en aquel balneario, que
incluían varios departamentos en la playa principal. En las cabañas, Manuel
vivía en la primera en donde estaba la oficina de administración, (el término
"cabaña" era la idea pre-concebida de las aspiraciones con que
llegaban en masa los turistas argentinos en el verano). Estas viviendas equipadas
completamente eran la mitad ladrillo y la mitad madera, con estilo rústico,
mucha vegetación en un lindo lugar que contaba con una pequeña arboleda
disimulando una piscina rodeada de pasto y lugares de sombra en otro lugar con
mesones y asaderas. Su mayor valor era la vista a esa costa hermosa golpeada
insistentemente por el mar y el fulgor nocturno proveniente de Valparaíso y de
las luces de los barcos a la gira.
Manuel era ordenado, serio, responsable,
cuidadoso y austero. A pesar de tener 23 años, salió con un par de chicas, en
honor a la verdad con más de un par, pero solo aventuras sin compromiso alguno.
Don Roberto confiaba plenamente en él y le
dio amplias atribuciones diciéndole “muchacho ahí están los libros de los
últimos cinco años, el contador que administraba este negocio ya no trabaja más
conmigo, tendrás que hacerte cargo de hacerlo rentable, ¿de acuerdo?... ah y te
voy a mandar a sacar la patente de corredor de propiedades” “haré lo que usted
espera de mi, don Roberto y gracias por la confianza” “Manuel entiende una
cosa, si tú no te la merecieras, jamás te daría esta oportunidad, así que
métete en el papel porque estamos para ganar dinero, no para perderlo.”
Pasó varios días estudiando los libros,
las cuentas, los activos, los pasivos. Los resultados finales de la inmobiliaria
eran ligeramente azules, intuyó que ciertamente estaba la posibilidad de
mejorar los estados financieros y se puso manos a la obra en ese sentido.
Se daba el tiempo de ir dos o tres veces
por semana a visitar el corral, conversar con el capataz y enterarse del estado
de los potrillos y potrancas traídos de Loncoche que comenzaban su preparación
de cara a las competencias venideras, que cada año medían a los exponentes de
la última generación, donde cada haras mostraba sus cartas. En este contexto el
capataz claramente era de la opinión que los potrillos eran superiores a las
potrancas y la que menos expectativas le generaba era la potranca Dale-libre,
que conoció jinete en sus lomos en la persona de Manuel, quien no tuvo
dificultad para domarla y montarla en los potreros de Loncoche. Solía montarla
y pasear con ella largamente dentro del hermoso recinto viñamarino, después de
lo cual Manuel ratificaba sus conceptos y le reiteraba al capataz estar en
presencia de una campeona.
Don Roberto lo invitaba con frecuencia a
un lugar muy especial, en donde le enseñó a jugar una especie de billar en unas
mesas inmensas, y en donde conoció connotados ciudadanos amigos de don Roberto
que lo miraban con simpatía. El lugar tenía una larga barra de madera noble y
cuadros y esculturas que hablaban de la exclusividad del mismo, en la entrada
un par de leones recibía a los visitantes, emplazados en un descanso de la
escala de acceso al selecto Club de Viña del mar, ubicado frente a la Plaza Sucre
en la Ciudad Jardín.
EL POLÍTICO-EL REENCUENTRO
La vida comenzaba a desencadenar los
acontecimientos cerrando el círculo más importante para Manuel, el afectivo,
asumiendo su soledad y preparándose para abrirse a la idea de buscar una
compañera. Estaba dispuesto a pasar a retiro en su memoria la imagen de Rosita,
ya no la buscaría en cada rostro en cada sonrisa, en sus caminatas por la
ciudad, que mantenía como una manera de mantener su condición física y su salud
mental.
Sus pasos esa mañana lo llevaron caminando
desde las cabañas al centro de Reñaca, a pesar de disponer de una camioneta,
pero que ocupaba solo de ser estrictamente necesaria. Luego de realizar sus
depósitos en un par de bancos se dirigió al supermercado a comprar algunas
cosas que le faltaban y al momento de pagar, grande fue su sorpresa al percatarse
que la cajera le sonreía, y le decía: “Hola Manuel”.
“Hola” respondió sorprendido. La quedó mirando largamente mientras ella le
preguntaba, “¿de verdad no te acuerdas de mí?” “La verdad, no me acuerdo” “Soy
la Ana, la hermana de Rosita”.
Un balde de agua fría sintió Manuel
derramarse sobre su cabeza, y quedó desconcertado, mudo, sin atinar a decir
palabra alguna, mientras el siguiente de la fila lo apuraba. Recibiendo la
boleta y su vuelto le dijo “¿hasta qué hora trabajas hoy?” “Hasta las tres” fue
la respuesta. “¿Te parece si vengo a esa hora para que hablemos?” “Encantada
Manuel, yo te espero, nos vemos más tarde”. Se despidió con un beso en la cara.
Muchas preguntas tendrían respuesta y que
estaban agolpadas en su interior a la espera de ser formuladas, y a pesar del
tiempo transcurrido tomaban una imperiosa urgencia para él. Sabía que la vería nuevamente
para bien o para mal, volvió a las cabañas para preparar aquel reencuentro con
su pasado…
Volvió cerca de las tres en su camioneta y
esperó estacionado frente a la entrada del supermercado. Pronto la vio salir y
a un gesto suyo ella se encaminó hacia él. La recibió diciéndole “vamos a
conversar a la playa”, al tiempo que la invitaba a subir abriéndole la puerta.
Estacionó su camioneta frente al mar y
tuvieron una larga conversación, en donde Ana le contó todo lo que quiso saber
respecto de ella. El esposo de Ana era marino y fue destinado al sur por cinco
años, vivieron en Punta Arenas y Puerto Williams, en donde Rosa estudió y le
ayudó a su hermana mayor con sus hijos para que pudiera trabajar. Le confesó su
culpa de haber intervenido en la relación de ambos, mintiéndole a su hermana
sobre el envío de las cartas que le confiaba, y por alejarla de esa manera. Asimismo
le confesó sobre el nulo interés de su hermana en otro hombre que no fuera su
Manuel, a pesar de la insistencia de su cuñado por presentarle pretendientes,
llevar amigos a su casa, pero ella se refugiaba en sus sobrinos, sus estudios y
el recuerdo de Manuel...
En los altos de Reñaca, luego del Jardín
del Mar, viene un sector llamado Gómez-Carreño en donde vivía Ana y su familia,
que acompañada de Manuel, debido a su insistencia ya que no estaba dispuesto a
perder un solo día mas, había accedido finalmente a brindar tamaña sorpresa a
su hermana. Ana se dirigió a la casa y él esperó de pie apoyado en la camioneta
con la incertidumbre de no saber qué pasaría en él cuando la viera acercarse. Pasaron
largos minutos y la vio venir, su corazón la reconoció de inmediato y los pasos
de ella corrían hacia él, del mismo modo en que él fue a su encuentro, para
fundirse en un abrazo absoluto, cuerpos, almas, corazones, en un abrazo
interminable con ella girando en los brazos de Manuel. “¿Por qué te demoraste
tanto?” le reclamaba ella, al tiempo que Manuel le decía “te vienes a vivir
conmigo ahora mismo, ¿estás de acuerdo?”.
EL POLÍTICO…. SE FUE EL MENTOR
La vida se encargó de ordenar todos los
detalles en los cinco años siguientes, se casó y terminó su carrera de auditor.
Rosita estudió y terminó la carrera de obstetricia y se convirtió en una
flamante matrona. El negocio playero de don Roberto prosperaba año a año y
Manuel instaló una oficina de propiedades en el centro de Reñaca. Al poco
tiempo comenzaron a llegar clientes queriendo comprar o vender, sabedores de
que la sombra de don Roberto respaldaba y daba la confianza para operar con
tranquilidad... Un día don Roberto lo llama para conversar un tema que el
patrón había madurado por largo tiempo… “Manolito ¿qué hiciste con las acciones
que compramos años atrás?” le preguntó “Ahí
tengo guardado los títulos, nunca los he tocado”. “Bien hecho Manuel, ahora
llegó el momento de proyectar un negocio, tu y yo, al valor de la acción en la
actualidad, multiplicaste por 120 tu inversión inicial, lo que significa un
respetable monto. Te invito a formar junto a mí una sociedad que se dedique a
la compra de terrenos en el sector costero y construiremos edificios de
departamentos. ¿te gusta la idea?” “le echamos como siempre pa' delante, es un
orgullo para mi don Roberto”.
La fortuna acompañó a Manuel por mucho
tiempo, aprendió a desarrollar en todas sus etapas un proyecto inmobiliario,
era conocido y respetado, y comenzó a construir un importante patrimonio
participando en proyectos no solo turísticos sino en soluciones habitacionales
asequibles a las capas medias y bajas de la población. Tenía dos hijos y una
relación solida con Rosita basada en el amor y en el respeto. En aquel tiempo
su socio y amigo don Roberto enfermó sorpresiva y de manera fulminante. Un
agresivo cáncer lo atacó y se lo llevó en un período de un mes. Bordeaba los 35
años a la muerte de don Roberto, fue un duro
golpe para él, debido a la cercanía que cultivaron, a la amistad y cariño que
el " huaso Manuel" había sabido construir, honrando siempre su
palabra y respondiendo plenamente a la confianza en él depositada.
A estas alturas ya tenía un espacio bien
ganado, la viuda de don Roberto quien tenía una sola hija y que vivía en
Inglaterra, cumplió con el deseo del difunto caballero de transferir a Manuel
la propiedad del corral en el Sporting, asegurando así, la permanencia en la
actividad de sus colores en las carreras en los hipódromos centrales y le vendió
además el 50% del campo de Loncoche, asumiendo la plena responsabilidad en la
crianza de finas-sangre.
Venían a su mente con frecuencia los
recuerdos de aquel caballero que le tomó cariño cuando recién había llegado,
que le brindó consejos y lo apadrinó para llegar a ser lo que era. Le estaría
siempre agradecido por las oportunidades, recordaba a las yeguas Dale-dale y
Dale-libre que les brindaron innumerables satisfacciones, pero por la memoria
de don Roberto su amigo, se juramentó que esos colores verdes, blancos y
amarillos del stud "Las Palmas" cruzarían algún día victoriosos la
meta en la gran carrera de la hípica chilena el "DERBY" del
Valparaíso Sporting-club.
EL POLÍTICO – PROGRESISTA
El huaso se hizo fuerte a la muerte de don
Roberto, asumió en plenitud el manejo de la inmobiliaria, y el sector costero
se vio revitalizado por los proyectos de Manuel. Abrió oficinas en Santiago y
se lanzó con incuestionable éxito en el mercado inmobiliario. Construyó un
hotel, que era una joyita en las inmediaciones de Reñaca, comenzó a rodearse de
nuevas amistades, en su mayoría, personas acaudaladas con conexiones políticas
y sociales que eran atraídas por el buen ojo de Manuel para los negocios, y
seducidos por una personalidad acogedora, dispuesta a escuchar una idea y
convertirla en un proyecto de negocios por lo general exitoso.
En los siguientes años vio consolidar su
patrimonio, que estaba completamente diversificado y comenzó a inquietarse por
la cosa política de manera paulatina. Se fue cuestionando su actitud a través
de los años, de marginarse y abstenerse de manifestar opinión alguna que
pudiera encasillarlo y en consecuencia restarle capacidad de maniobra, ya que
tenía amistades en todos los sectores políticos y había varios con la intención
de sumarlo a sus filas, cosa que Manuel eludía definiéndose total y
absolutamente independiente.
Manuel poseía acciones de diversas
sociedades anónimas, la mayoría adquiridas con el consejo de don Roberto, con
quien construyó el hombre que era y a quien le debía un homenaje con el triunfo
soñado y acariciado por muchos años y que tenía la expectativa de cumplir con
la generación que pastaba en Loncoche, en donde había sangre de su recordada
yegua Dale- dale jugando y creciendo en esos hermosos potreros.
Había saltado al vacío en numerosas oportunidades,
y ahora era el momento de la política, para lo cual evaluaba su posición para
tomar la decisión correcta, buscó con honestidad en su interior y comenzó el
proceso de definición. Se consideró a sí mismo un hombre liberal, creyente y vanguardista
en muchos aspectos, con conciencia social, y emprendedor, amante de la libertad,
la buena mesa, la familia y los amigos, colados con cedazo, pero al fin... sus
amigos. Soñaba un futuro próspero para todos, odiaba la delincuencia y las injusticias,
despreciaba al hombre sin palabra y sin valor, el honor era relevante ante sus
ojos, la dignidad era intransable y fue formando en su mente una idea de sí
mismo, que le permitió lograr el esperado encasillamiento y dedujo que era
lícito y ético declararse progresista...!!
Progresista, acertada decisión, pues no
era de allá ni de acá, de izquierda o derecha, simplemente, sintonizado con el
futuro propio y de la patria, no perdía amigos ni se casaba con nadie y estaba
abierto a todo el abanico, lo cual fortalecía su posición y sus aspiraciones.
...
Después
de meses de campaña la aventura de Manuel llegaba a su momento decisivo,
el cierre de campaña abrocharía el esfuerzo de muchas personas, que atraídas
por su figura y conceptos claros y definitivos sobre los temas contingentes le
brindaron su apoyo y trabajaron arduamente con el fin de llevar al "huaso
Manuel", al parlamento de la república. Repartieron volantes, recorrieron
los barrios en incansables puerta a puerta, grupos de personas que se
repartieron el distrito, felices dando la batalla con la convicción de estar
dando una noble pelea, y encantados con la idea de introducir una persona
honesta y con los huevos bien puestos a representarlos en el congreso y dar la
cara por ellos, luchar por sus sueños y aspiraciones, libre de posturas
ideológicas predeterminadas, de órdenes de partido, de acuerdos y desacuerdos,
solo el sentido común y el respeto a los ciudadanos en todo su accionar, "el
eje de la sociedad son las personas, cada individuo es una persona que
merece el respeto de la clase política” solía decir.
Humanista y progresista... se declaraba Manuel, y esa tarde de
viernes, bajo un importante número de entusiastas adherentes, con pancartas y
banderas venidos en masa, con comparsas y batucadas, marchando alegremente
concurrían a escuchar el discurso de cierre de campaña del "huaso
Manuel".
Era destacada la participación de los jóvenes que aportaban alegría y colorido
entre la multitud, ellos contaban que sus temas serían mejor posicionados y defendidos
en la persona del huaso, soñaban un mismo sueño de cara al futuro, encantados
por su discurso claro, futurista y humanitario. Las banderas del progresismo eran
enarboladas en este distrito, con dignidad, valentía y decisión por Manuel y su
equipo, que comenzaron silenciosamente a trabajar una dura campaña y ahora culminaban
felices con una amplia sintonía y respaldo ciudadano.
El círculo cerrado de Manuel lo conformaban personas de su
absoluta confianza y lealtad, en donde su brazo ejecutor era Romina, que estaba
siempre situada un paso adelante de él , mental y físicamente, preparando los
espacios y calculando riesgos. Era joven, guapísima y claramente inteligente,
ejecutiva, sabía perfectamente sus atribuciones y ejercía su autoridad
"sin dolor" y los ejecutantes de sus órdenes lo hacían
alegremente. Gerenciaba de manera eficiente una campaña a todas luces exitosa,
tenerla era un plus que Manuel sabía y valoraba enormemente... Su jefe de
campaña era un extrovertido personaje de muy particulares características,
amigo del fallecido mentor de Manuel, don Roberto Vergara (Q.E.P.D), abogado,
filósofo, ajedrecista y turfman, artista plástico de vocación, millonario por
opción y tradición familiar. Le tenía mucho afecto al candidato, convirtiéndose
en su sui-generis, jefe de campaña. Su nombre: José María de Goyeneche...
“Hay un importante detalle que no pensé cuando tomé la decisión de
entrar en política, y es tan importante su consideración que cualquier planteo
que no lo considere, arrojará una ecuación insoluble, sin respuesta alguna dentro
del marco de mi estrategia, y es mi relación con el poder. Hasta ahora pensaba
que mi consolidación económica en cierta medida me brindaba las riendas de mi
destino, y en consecuencia esta riqueza a su vez me otorgaba la libertad de
hacer y deshacer, dentro del marco de la legalidad. Mi dinero era el
instrumento para dejar una huella positiva en mi entorno, respetando valores y
procurando el bienestar de mis colaboradores, para quienes siempre he pretendido
ser generoso y justo, pongo todo mi empeño en lo que emprendo tratando siempre,
que el mentado chorreo de la economía
por lo menos llegue a mi entorno. Tengo a mi gente contenta y eso me
enorgullece, si a mí me va bien, nos va bien a todos. Relaciono los ingresos con la productividad y
la eficiencia, la gente que trabaja conmigo me aprecia, la que me conoce me
respeta, y mis cercanos me quieren en tanto que mi familia me ama...
Pero todo lo anterior no guarda relación alguna con mi disposición a
ejercer el poder que te brinda la política. Si yo me someto al escrutinio de la
gente, y el pueblo me brinda la confianza, es porque hay expectativas en torno
a mi persona que van más allá de mis intereses y de mi voluntad. Es en términos
simples un poder colectivo que la gente pone en mis manos , pero que no me
pertenece , por lo tanto debo saber interpretar lo que quiere la gente y practicar
en rigor la democracia más allá de mis conveniencias e intereses. Es el interés
colectivo la primera prioridad de un político, y una multitud de argumentos me
indicaban que la cosa pública requería un actuar a la altura de los grandes
intereses de la patria. Debo
reconocer que he jugado mal mis cartas esta vez, y esta revelación en mi
entendimiento se ha transformado en un pesado handicap, a solo días de las elecciones,
con un fuerte gasto financiero en la campaña, bien posicionado en las encuestas
y considerado figura relevante del progresismo. Es casi un hecho que llegaré a
la cámara de diputados, lo cual en realidad no me pone contento, me gustaría
perder y borrarme del mapa de la política y dedicarme solo a mis negocios, pero
estoy amarrado a una candidatura que me obliga a un actuar más allá de mi
persona, de mis proyectos y sueños, ahora es la gente que se apresta a
entregarme la confianza para responder a sus necesidades y aspiraciones y no sé
si estaré a la altura de tamaña responsabilidad. No obstante, claramente a
pesar del apoyo está la posibilidad de
que pierda, ya que el sistema binominal imperante me obliga a luchar en contra
de los conglomerados clásicos de la política chilena. Concertacionistas y
aliancistas me miran con recelo tildándome de oportunista y aparecido, muy
contrariados por el hecho de llamarme "Manuel Rodriguez" y
tener la llegada que tengo con la gente. Yo en lo personal agradezco
sus palabras pues me reportan más apoyo y sumo en vez de restar...
En el plano teórico, el concepto "progresista" es bastante
subjetivo y me permite desde una posición bastante independiente construir mi
discurso conforme a mi propia identidad, tomando por asalto trincheras y
bastiones, a la izquierda y a la derecha , rescatando lo mejor de cada posición
para construir el bien común desde mi singular punto de vista...
El comando de mi campaña estaba lleno de gente a mi llegada. En el
camino vi lienzos y pancartas con mi foto y nombre, y una leyenda que decía
escuetamente... "EL PROGRESISMO VA" en tanto que mi sonrisa en
aquellas fotos era una invitación a soñar un futuro, que advertía había
tenido llegada en la gente y el "huaso" (yo mismo) era recibido con
cariño y simpatía. La gente se sumaba y había optimismo, me regalaban su tiempo
para hablar y pensar de mí, mejor que yo mismo, cada uno traía su queja y su
sueño, esperanzados que yo haría algo en algún momento por ellos, sueños y
quejas que finalmente cargaré en mis espaldas, porque como decimos en el campo,
"el que monte en pingo chucaro que aguante si corcovea" le pondré el
pecho a lo que se viene y que sea lo que Dios quiera el próximo domingo.”
…
Don José María tenía un departamento casi
a un costado de la parroquia de Viña del Mar. Era un aristócrata que había
pasado gran parte de su vida viajando, viviendo en las principales urbes del
mundo, conociendo gente y sociedades de distinto orden. Practicaba yoga, y el
hermoso parque de la Quinta Vergara lo recibía diariamente para verlo trotar
lenta y apaciblemente. Había sido amigo de toda la vida de don Roberto Vergara,
con quien lo unieron lazos de amistad entrañables, negocios, hobbies, y el club
de Viña del mar.
Don Roberto le conversaba acerca de ese
muchacho llamado Manuel y de sus condiciones, perseverancia y proyección. Lo
conoció y ratificó todo lo que sabía respecto de él, y apreció con los años su
persona al punto de no dudar en brindarle su apoyo irrestricto cuando Manuel
decidió incursionar en política, convirtiéndose en su jefe de campaña, dedicándole
su tiempo y entusiasmo a la tarea de llevarlo al parlamento. Su sola presencia
le aseguraba la adhesión de muchos que lo conocían y apreciaban y que ahora
estaban presentes en este multitudinario acto de cierre de campaña.
Manuel se encontraba solo en una pequeña oficina
dentro del comando, esperando el momento de dirigirse a esas miles de personas
que cantaban y reían disfrutando el show, que antecedía a su discurso que como
siempre él escribía, y era posteriormente repasado, editado y profundizado
por la mano experta de Romina, que tenía la virtud y el olfato para
acentuar lo importante y relevante para Manuel en el marco de la competencia
política. En esta ocasión sólo le dijo: “Tienes 15 minutos, habla
de todo y dirígete a los jóvenes, ¡ellos traen la ilusión y las banderas!.”
Subió al escenario cuando la tarde
caía lentamente y el sol moría a espaldas de la multitud, repartiendo sus
últimos rayos que jugaban con la silueta de Manuel , que saludaba a sus
cercanos y levantaba sus manos saludando a sus adherentes que lo aclamaban,
agitando pañuelos blancos en clara alusión a su nombre, que evocaba la figura
del recordado patriota en los albores de la patria. Se instaló frente al
micrófono con tranquilidad mientras el silencio se establecía para dar paso, más
que a un discurso político a una declaración de principios, de objetivos
prioritarios, de sueños colectivos, de futuro y el papel trascendente de los jóvenes...
En
lo medular ... :"Quiero decirles a los jóvenes que mi batalla principal y
mi lucha se da en un frente distinto a la barricada, al enfrenamiento. Mi lucha
y mi tarea es que tú te puedas desarrollar en todos los planos como ser humano,
dentro de un marco de dignidad y de justicia, todas tus potencialidades son un
activo muy importante para la sociedad, tu entusiasmo, tu alegría, tu
solidaridad, tus ganas de crecer de cara a tus talentos y habilidades, de ser
mejores personas, de ir al rescate de los valores olvidados y despreciados, un
cambio de mentalidad y de actitud es esencial si queremos cambiar la sociedad,
cuyos cimientos están corroídos y el derrumbe es inminente. Necesitamos cambiar
la manera de hacer política, de establecer el bien común y a las personas en el
centro del debate con visión de futuro, de progreso. No tengas miedo de tomar
estas banderas y establecer con ellas un bastión en el corazón de los que te
rodean, de que vean tu cambio y se sumen contigo a esta tarea de todos...¡VIVA
CHILE!
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